No sé qué es lo que pasa conmigo, hoy no tengo las palabras exactas para describirlo.
El huracán que lleva tu nombre y apellido acaba de pasar por mi mente llevándose a su paso todo lo que había en ella.
El cielo tiene un sentido bizarro y ya no es el mismo de ayer pues ambos cambiamos y él lo ha notado.
Recuerdo aún bien ese día (aunque sólo han pasado 2 días desde entonces, pero si consideramos que últimamente se me da bien eso de olvidar tiene sentido) y como era de suponerse mi memoria no deja de atormentarme en momentos inesperados poniendo esa imagen en mi cabeza.
Era el primer sábado del mes de Octubre y ya empezaba a sentir esa sensación de ……… (que recién he adquirido). No tenía mucha idea de que tan poderosa era mi mente al querer llamarte (claro porque nunca antes había funcionado cuando yo lo quería), pero ese día quería verte y tenía la vaga certeza de que lo conseguiría. Aún seguía con ese sabor a ti tan peculiar.
Mi subconsciente dejo salir eso que llevaba preocupándome desde bastante tiempo y al instante coloqué el audífono en mi oído para callar todas las preocupaciones que seguían emergiendo de esa pregunta que me había formulado en silencio.
No sé cómo ni por qué en lugar de caminar en el sentido que ya había decidido empecé a caminar en sentido contrario al mismo tiempo en que subía el volumen de la música.
Comencé a pensar en la forma en que contestaría a la pregunta de mi subconsciente, pero en ese instante hubo algo que distrajo el rumbo de mis pensamientos y sentí la necesidad de voltear a ver a las demás personas. En ese momento te vi caminando frente a mí… con esa sonrisa tan tuya que me fascina.
Inmediatamente la comisura de mis labios se curvó formando una sonrisa, pero continué caminado. Lo primero que pensé fue: ¿Destino o Azar?, la misma pregunta que te formule más tarde. Tu respuesta fue muy interesante pues no lo habría esperado nunca. Aún así decidí que había sido una mezcla de ambos… en este caso había sido un “destino azaroso”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario